Sólo un sueño. (microrrelato)
- Lista el agua para los mates. Su voz me exaltó ¿había escuchado bien? Con temor, seguí ese sonido que tanto conocía y recién cuando la vi, caí en cuenta de donde estaba. Era su cocina, con la misma calidez de siempre, su mesa redonda en un extremo, y las puertas de madera, abiertas par en par, donde se veía una rosa china que adornaba su patio. Ella estaba radiante, sostenía su mate de madera con una mano y con la otra me señalaba una silla para que la tomara. Vestía una pollera a la rodilla marrón, una blusa a tono y sus características zapatillas blancas. Tomamos asiento al mismo tiempo, todavía no daba crédito de lo que estaba pasando. La observé un poco más. Sus rulos rubios estaban más brillantes que nunca, tenía perfectas sus manos con una manicura casi profesional, como era habitual. Las arrugas en su rostro parecían haberse detenido y sus ojos celestes eran aún más luminosos de lo que los recordaba. -¿ Esto es real? - Atiné a decir. -¿ Eso importa? - Me respondió. Y